viernes, 18 de noviembre de 2016

Amargo te despierta y es dulce como el sol árido en boca seca, como semilla sin su ración. Y cuando la lluvia llega se ahoga panza arriba y termina de cantar su canción, como sapito huérfano de charca, como brillo que pide perdón.

¿A qué le tengo miedo, amor mío? ¿A la luna, a las estrellas o al sol?
Si supiera quién me hamaca no cantaría la canción.

Y me tomo todo el vaso, y me bebo todo el ron, hoy me crecieron margaritas y mañana soy pasto cimarrón.

Pero no veo claro, ni oscuro veo, ni un nubarrón; veo cien cristales profundos, un vuelo de ámbar y un tiburón.

Entonces, ¡ayuda, mi cielo!, ¡dame un beso, mi amor! Porque mañana soy pasto en las rocas y hoy mis ojos volaron al sol.