lunes, 25 de septiembre de 2017

No, no tengo ni idea, o sí,
tengo muchas ideas, todas malas,
todas revoloteándome las orejas
y los alvéolos, y las cicatrices
y los riñones, y las uñas.
No tengo una idea, tengo muchas,
y todas son malas, jodidas,
corruptas, maldicientes, exterminadoras,
crujientes y enroscadas.
Por eso no me despego de la mesa
de este bar asqueroso, por eso me
quedo pegada a esta silla incómoda, para
no arrancarle la garganta al primero que
me cruce.
¿Y cómo llegué entonces a este bar? Llegué
caminando, feliz, cantando, esperando un
apretón de la espalda y el pecho, un
revuelo en el pelo, y torpezas y risas.
Y me senté, y se me cayó el alma, porque
nada es posible, porque nadie me espera
y de verdad yo no esperaba a nadie.


El café más amargo, y aguado, los putos amarettis, siempre odiosos, húmedos, ¡ni sé para qué los pruebo! Para darle más resentimiento a mi boca, si esto es ya posible. Alimento las brasas que me devoran porque pierdo pie y me agarro al fuego que me ampolla pero que me libra del sinsentido. Y quiero gritar ¡socorro! Pero nada sale de mi garganta, nada sale de mis ojos, y nadie me mira. Sólo soy una basura que consume un cafecito en un barsucho. Irrelevante.
Y ya no espero nada de la política, ni del amor, ni del arte.
Y… ¿Qué es esto? ¿Pero qué es esto?
Nadie se mueve, ¿no escuchan? ¿pero no sienten el frío y la escarcha? Me quedo quieta, nadie parece percibir nada, no sé si tengo miedo o estoy muy asombrada. ¿Y las trompetas, y los pífanos, y los cuernos y las cajas? El suelo se está moviendo, a los demás también se les caen las tasas, pero siguen ahí como si nada.
Una fuerza de hielo me arranca la espalda y de allí brota un lago, y todo se hunde mientras floto y no hay más techo, ni ciudad, ni veo nada. No puedo maldecir, no puedo preguntar, ni pensar, ni aullar. Subo con el agua, sólo agua se ve, ni edificios, ni nada, ah, sí, el sol fijo sobre mí y yo subiendo con el agua. Me están creciendo algas y entre los dedos me nacen pecesitos, que son míos, que no quiero que se vayan, ahora sí puedo gritar y llorar, pero se van, se van y nacen nuevos y se van. Y el agua sigue subiendo, y me acerco más al sol y todo resplandece, y creo... creo que ya soy agua.

Nuevas noticias de la gran inundación de la zona sur: se encontraron varios cuerpos sin identificar, entre ellos el de una mujer joven extrañamente enredada en animales también ahogados que aparentemente se entrelazaron a ella como si fuera una suerte de tabla de salvación. Ampliaremos.